
Nos queda claro que Silvestre Dangond se ha especializado en titular de manera polémica, por decir lo menos, sus últimos álbumes; ocurrió con ‘Ta Malo’ y nos tocó contradecirlo porque la verdad no estaba tan malo, aunque tenía más “salchipapa” y créanme que no son Locuras Mías.
Escuchando los argumentos y sustentación sobre el nombre del más reciente trabajo musical y reencuentro entre Silvestre Dangond y “Juancho” de La Espriella, no me gusta el título; pero debo confesar que es llamativo y efectivo. Siempre se ha dicho que es de muy mal agüero afirmar que algo es lo último que uno va a hacer y que no se debe emplear esa palabra porque puede convertirse en premonición de algo catastrófico.
Me cuentan que ese nombre del álbum obedece a que ellos no grabarían más trabajos musicales y que cada cual se dedicaría a sus proyectos individuales sin seguir coqueteándose entre sí, como siempre lo han hecho. Les confieso que los conceptos de expertos y de mis contertulios de la vieja guardia en su mayoría coinciden en que la música que mejor canta Silvestre se le escucha más bonita con el acordeón de Juan Mario de la Espriella.
Yo sé que muchos dirán que no soy objetivo por ser amigo de “Juancho”, también sé que me tildarán de loco, aquellos que creen que Silvestre debe estar acompañado de acordeoneros más juveniles, más digitadores y creativos. Definitivamente yo escucho la sabrosura y rica armonía que hay en los arreglos de “Juancho” y creo que no son muchos los cantantes que compaginan con ese acordeón como lo hace Silvestre.
Al contrario de ser el último baile, el vallenato necesita que apenas inicie el baile y que vengan muchos bailes más. Me cuentan que ya no hay boletas disponibles para los tres conciertos del lanzamiento de este trabajo en el Parque La Leyenda de Valledupar y que la gira por el país tiene éxito asegurado. No faltará quien afirme que Silvestre llena con el acordeonero que sea, yo le ripostaría: es que el verdadero vallenato no es solo el canto, sino la armonía entre las letras, el acordeón y la voz.
Esas letras de canciones que tiene El Último Baile, sin duda se aprecian mejor con ese acordeón y esos arreglos, pero por supuesto que con esa voz. También le debe quedar claro a Silvestre y a todos los cantantes y acordeoneros del vallenato, que, sí hay compositores de calidad y canciones vallenatas con estructuras del vallenato clásico que puedan ser exitosas, las hay por montón en nuestro medio, solo se requiere buscarlos y buscarlas.
Tenía rato que no me provocaba parrandear con un trabajo musical y Silvestre y “Juancho” lo han logrado. Esto debe ser la punta del iceberg y no el último baile. También es bueno decir que este no es el trabajo perfecto, ni el que no tiene presa mala, como decíamos en alguna época, este par de buenos músicos pueden hacer álbumes mejores si se lo proponen, así que no cierren la puerta y mucho menos le pongan la tranca.
COLOFÓN: Los artistas vallenatos (compositores e intérpretes) también tienen velas en el entierro de mala muerte que el Congreso de Colombia le ha querido dar a la necesaria consulta popular que reivindica derechos conculcados históricamente a los trabajadores. Sayco y Acinpro no son los únicos que deben velar por mejorar las condiciones laborales y prestacionales precarias que toda la vida hemos tenido los músicos, ese es primordialmente un deber del Estado.
Por: Jorge Naín Ruiz Ditta.